LA RUTINA DE LOS MOCHES: NUEVAS REVELACIONES EN EL VALLE DE CHICAMA


El sitio arqueológico Licapa II, ubicado en el valle de Chicama, región La Libertad, ha surgido como una parte crucial para entender la vida cotidiana de la cultura Moche. Las últimas evidencias descubiertas por el Programa Arqueológico Chicama (PRACH), liderado por el arqueólogo Henry Tantaleán, ofrecen nuevas luces sobre esta antigua sociedad.
Desde el 1° de julio, el equipo de investigación ha hallado cerámicas de gran calidad que revelan aspectos fascinantes de la cultura Mochica. Tantaleán destacó que las cerámicas encontradas son de línea fina, previamente asociadas solo a contextos funerarios. Estas piezas elaboradas presentan figuras de sacerdotisas y autoridades adornadas con tocados y orejeras, junto con cristales de cuarzo y artefactos de cobre, lo que sugiere que pertenecían a la élite mochica.
Además, se han recuperado restos de alimentos como carne de llama, peces y moluscos, así como instrumentos musicales, incluyendo silbatos de cerámica y quenas de hueso de ave. Estas evidencias apuntan a que los personajes que habitaban Licapa II disfrutaban de una vida acomodada, en contraste con los artesanos de la época.
El arqueólogo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos explicó que la presencia de cerámica moche y otros hallazgos es indicativa de la élite de la cultura. Los antiguos moches llegaron a la región entre los años 500 y 600 d.C., aplicando sus conocimientos de ingeniería en la construcción de plataformas que sostenían edificaciones de adobe y barro fino.
Licapa II, que data de la época Mochica medio y tardío, fue un lugar significativo para esta cultura, y los recientes hallazgos continúan arrojando luz sobre su rutina diaria, costumbres y organización social. La investigación en este sitio no solo enriquece el conocimiento sobre la cultura Moche, sino que también permite apreciar la complejidad y sofisticación de sus prácticas cotidianas.

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